El Salario Emocional son los beneficios no económicos o emocionales que obtenemos del trabajo, que nos motivan, cambian nuestra percepción del trabajo y nos llevan al desarrollo personal y profesional.

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Cómo superar los retos que supone responsabilizarnos de nuestro Salario Emocional

En el trabajo, todo está interconectado, y es probable que nos enfrentemos a muchos y diversos retos en el trabajo que afectan a nuestro Salario Emocional y a nuestra capacidad para responsabilizarnos de él. En este blog exploramos por qué es tan difícil hacernos responsables de nuestro Salario Emocional y del Salario Emocional de los demás, y compartimos algunas ideas sobre lo que puedes hacer para afrontar esos retos con el fin de tomar el control y asumir la responsabilidad de tu trabajo.

¿Qué es el Salario Emocional?

 

10 Factores del Salario EmocionalEl Salario Emocional está formado por aquellos beneficios no económicos que obtenemos del trabajo, que nos motivan, cambian nuestra percepción del trabajo y nos llevan al desarrollo personal y profesional. Se compone de 10 factores: Autonomía, Pertenencia, Creatividad, Dirección, Disfrute, Inspiración, Maestría, Crecimiento Personal, Crecimiento Profesional y Propósito.

Hay cinco aspectos clave a tener en cuenta cuando hablamos de Salario Emocional:

1) Es fluido. Cambia constantemente en función de nuestro papel, nuestros jefes, compañeros, trabajo, cultura, etc. Por eso es importante medirlo continuamente a lo largo del tiempo. Esto nos dará una visión clave de lo que nos está afectando y cuál es la causa.

 

2) Estos factores se manifiestan en el trabajo de múltiples maneras y en diferentes momentos de nuestro trabajo. Muchas veces en un momento dado hay varios factores que se materializan al mismo tiempo. Toma un momento determinado de tu trabajo y piensa en qué factores se manifiestan, cómo y por qué.  Casi todas las mañanas tengo una llamada para ponernos al día con Clodagh y en esta llamada, tenemos tiempo para reírnos un poco (Disfrute), comunicamos lo que planeamos hacer hoy (Crecimiento profesional, Dirección, Maestría) y casi siempre también en la videollamada nos celebramos mutuamente (Pertenencia, Crecimiento personal).  No siempre es el mismo formato, pero muchas veces sí. Otras veces me inspira o me recuerda por qué hacemos lo que hacemos. Lo que quiero decir con este ejemplo es que en un mismo momento están representados varios factores y esto es importante tenerlo en cuenta.

 

3) Es diferente para cada persona. Incluso en un mismo departamento, el Salario Emocional de cada miembro del equipo será diferente porque sus percepciones son distintas. Cada persona es única, con valores, expectativas, talentos, habilidades, etc. personales e individuales.

 

4) Cuando cada uno de estos factores está presente (o no) en nuestro trabajo, ello provocará una respuesta emocional en nosotros. Esta respuesta puede ser positiva o negativa.

 

5) Y por último, nuestro Salario Emocional es el resultado de:

  • La cultura que vivimos en nuestro trabajo;
  • Las estrategias y políticas de gestión de personas de las empresas;
  • Nuestros líderes, jefes o directivos;
  • Nosotros mismos.

 

Es decir, el Salario Emocional es una responsabilidad compartida. Y el responsabilizarnos de nuestro Salario Emocional o del de los demás (si somos líderes o jefes) es algo que generalmente tratamos de evitar. ¿Cuál es la razón de esto y qué podemos hacer al respecto?

El problema de la falta de responsabilidad

 

«No es mi culpa», «no puedo hacer nada al respecto», «me gustaría que las cosas fueran diferentes, pero son lo que son». En el trabajo, a muchos nos cuesta aceptar la responsabilidad. Especialmente cuando se trata del Salario Emocional.

Es fácil quedar atrapados en ciclos de victimismo y culpabilidad, buscando constantemente fuera de nosotros las razones cuando las cosas van mal. Y, aunque hay muchas cosas que están fuera de nuestra esfera de responsabilidad, siempre hay algo que podemos hacer. Debemos hacer lo que podamos para cambiar la situación poco a poco y no rendirnos y dejarnos llevar por la corriente de la cultura organizativa, los estilos de liderazgo o el negativismo.

Por eso en este blog me gustaría dar 10 razones de peso por las que nos cuesta aceptar la responsabilidad de nuestro propio Salario Emocional y de las personas con las que nos relacionamos, y cómo podemos darle la vuelta.

 

10 razones por las que nos cuesta responsabilizarnos del Salario Emocional

 

1) Es más fácil buscar un chivo expiatorio

Una de las principales razones por las que es tan difícil asumir responsabilidades es simplemente por el hecho de que culpar a todo y a todos es mucho más fácil. Si podemos evitar crearnos más trabajo y descansar tranquilos por la noche diciéndonos a nosotros mismos que todo está fuera de nuestras manos, ésta es la solución perezosa más obvia que podemos encontrar.

2) Esquivar la responsabilidad de nuestro propio Salario Emocional puede ser divertido

Culpar a otras personas -el jefe, tus compañeros, la empresa- infla nuestro ego y nos hace sentir mejor sobre nosotros mismos en el proceso. Porque nos excluye del complejo sistema de trabajo y porque señalar que otra persona está equivocada nos da automáticamente la razón.

Asumir la responsabilidad de nuestro Salario Emocional nos lleva a realizar acciones conscientes que sabemos que tendrán un impacto. Al tomar la responsabilidad, contraemos una obligación y esto requiere proactividad. Decidir responsabilizarnos de cómo nuestro comportamiento, nuestras palabras y nuestras acciones repercuten en nuestro Salario Emocional y en el de los demás nos permite adaptarnos y estar siempre alerta. Esta es una habilidad esencial para sobrevivir al Futuro del Trabajo.

3) Requiere autoconciencia

Uno de los mayores obstáculos para el cambio y el crecimiento en la vida es no ser capaz de ver el problema inicial. Si no somos capaces de identificar un problema, ¿cómo podemos corregirlo? Cuando hablamos de Salario Emocional, la clave es la autoconciencia en relación con lo que sentimos y lo que necesitamos, apreciamos, valoramos, deseamos y visualizamos. Pero esta autoconciencia implica ser conscientes de nuestras fortalezas, comportamientos y sentimientos y de cómo nos afectan a nosotros y a los demás. Requiere que nos analicemos a nosotros mismos mediante una reflexión e introspección constantes. En otras palabras, asumir la responsabilidad de tu propio Salario Emocional requerirá que te mires a ti mismo: lo bueno, lo malo y lo feo. Puede ser un proceso incómodo e incluso doloroso. Por ello, es importante que pidas ayuda si la necesitas, y que busques el apoyo de tus círculos cercanos para poder afrontarlo.

4) Hace falta valor y coraje

Siempre que asumas una responsabilidad, tienes que estar preparado para que las cosas no sean tan fáciles como pensabas. A veces nos enfrentamos a miedos, decepciones, desilusiones, etc. que nos invitarán y presionarán para volver a nuestro estado inicial. Por eso es importante continuar y permanecer en el proceso. Tenemos que creer que la dirección para mejorar nuestro Salario Emocional en nuestro trabajo es la correcta. Aceptar la responsabilidad significa reconocer cuándo puedes haber cometido un error o un descuido. Este sencillo acto que requiere mucho valor tendrá probablemente un impacto positivo y de gran alcance. Inspirarás a otros a hacer lo mismo y así pondrás tu granito de arena para empezar a crear una cultura psicológicamente segura.

5) Requiere esfuerzo

Cuando reconocemos que tenemos el poder de crear nuestros propios resultados en lo que respecta a nuestro Salario Emocional, ya no hay excusas. Lo que ocurre es que las excusas son muy útiles para permitirnos continuar en nuestro statu quo. Por ejemplo, podemos decirnos a nosotros mismos que no hemos conseguido ese ascenso porque no le gustamos al jefe, en lugar de reconocer que puede ser que nuestro trabajo necesite mejorar. O nos quejamos de que no tenemos tiempo y de que estamos demasiado ocupados para hacer cosas nuevas, en lugar de aceptar que estamos dando prioridad a otras cosas.

6) Tienes que tragarte tu orgullo

Evitar la responsabilidad culpando a los factores externos (ya sean las circunstancias o las demás personas) nos hace perder la cabeza de muchas maneras. Por ejemplo, cuando dejamos de culpar a las circunstancias o a otras personas, significa que tenemos que dejar de lado nuestro orgullo y admitir que no somos tan grandes como creíamos. Puede que por esta razón, cuando hablamos del Salario Emocional, se perciba inicialmente con cautela, cinismo o incluso agresividad (artículo que critica al SE). En otras palabras, aceptar que nuestra experiencia percibida no es la realidad hace tambalear nuestra autoimagen y nuestro estatus en el mundo y nos invita a replantearnos nuestra experiencia en el trabajo.

7) Estar a la defensiva es un acto instintivo

Cuando escuchamos que somos responsables de nuestro propio Salario Emocional, una de las primeras reacciones que podemos tener es sentirnos atacados. «¿Cómo?» «¿Yo?» «¡Pero si mi jefe me tiene atado de manos!». No estamos diciendo que TODA la responsabilidad recaiga sobre uno mismo, pero sí que hay que asumir alguna responsabilidad. Y esto hará que tengamos una reacción defensiva o que huyamos o evitemos el asunto en lugar de aceptarlo. ¿Por qué? Porque nos sentimos amenazados y queremos protegernos y evitar que nos hagan daño. Tanto profesional como emocionalmente. Esto puede explicar por qué nos encontramos en discusiones insignificantes en las que nos negamos a abandonar el juego de la culpa, y en su lugar buscamos represalias o excusas para no actuar (incluso cuando esto sólo agrava el problema). Aunque esto puede parecer una respuesta automática de la que no somos conscientes, la autoconciencia de este hábito puede convertirse en el antídoto para acabar con el ciclo.

8) Queremos evitar la vergüenza

Es posible que reconocer que somos responsables de nuestro Salario Emocional y, sobre todo, del de los demás (si dirigimos un equipo) pueda generar sentimientos de culpa y vergüenza. Sentir vergüenza puede suscitar toda una serie de emociones negativas que nos hacen preocuparnos por ser rechazados, defectuosos o inadecuados de alguna manera. Sin embargo, asumir la responsabilidad de nuestro impacto en nuestro Salario Emocional y en el de los demás sólo puede tener consecuencias positivas, porque al hacerlo, ponemos en marcha una espiral ascendente que sólo puede mejorar nuestro entorno laboral.

9) Hemos sido educados para evitar asumir responsabilidades

Desde pequeños, todos aprendemos lo que está bien y lo que está mal, lo que es justo y lo que es injusto. Nuestros padres, nuestros profesores y la sociedad nos lo inculcan. Y así también aprendemos que eludir nuestra responsabilidad nos permite evitar emociones incómodas. Así que, si este es nuestro caso, al empezar poco a poco a responsabilizarnos de nuestro Salario Emocional y del de los demás, empezaremos a romper paradigmas laborales que nos han enseñado («el trabajo es sólo para ganar dinero», «en el trabajo sólo somos explotados», todo lo que venga del trabajo, sólo puede ser negativo») y empezaremos a crear espacios laborales donde todos podamos crecer en todos los aspectos de nuestra vida.

10) Negación

«No, no y no. Me niego a aceptarlo». La negación es un mecanismo de defensa que nos proporciona tiempo para adaptarnos a las situaciones angustiosas. Cuando estamos en negación, intentamos protegernos de algo que está ocurriendo negándonos a aceptar la verdad sobre ello. Esta negación nos mantiene atascados porque no podemos ver a través del velo de percepción sesgada que estamos colocando sobre nuestros trabajos y que percibimos como inamovible y que no podemos cambiar de ninguna manera. Cuando estamos en negación, tendemos a

  • Negarnos a reconocer una situación difícil para no actuar;
  • No enfrentarnos a los hechos de un problema, por lo que seguimos igual;
  • Restamos importancia a las posibles consecuencias del problema para decirnos a nosotros mismos que siempre ha sido así;

En otras palabras, esta negación nos permite escondernos de la responsabilidad que debemos asumir si queremos cambiar las cosas.

 

Cinco formas de asumir más responsabilidad

 

Infografía 5 formas de asumir la responsabilidad por salario emocionalHemos explorado las muchas razones por las que asumir la responsabilidad de nuestro Salario Emocional y el de los demás puede ser un reto.Si deseamos recuperar el control de nuestro trabajo y de nuestro Salario Emocional, he aquí cinco formas de asumir nuestra parte de responsabilidad.

1) Abandona las excusas

Escribe todas las excusas que se te ocurran para no responsabilizarte de tu Salario Emocional y del de las personas de tu equipo en caso de que tengas personas bajo tu responsabilidad.  Después de cada excusa, escribe opciones alternativas que puedan ser reales. Recuerda que poner excusas te impide crecer a partir de las múltiples oportunidades de aprendizaje que se te presentan a diario.

2) Deja de culpar a los demás

Recuerda que incluso cuando otros cometen errores que te afectan, tú decides en última instancia cómo te vas a sentir al respecto.

3) Mejora tus hábitos

Crear mejores hábitos es una forma práctica de sentar las bases de una mayor autorresponsabilidad. Son esas pequeñas elecciones y decisiones que tomas las que te ayudan a moldear positivamente tu propia vida y trabajo.

4) Deja de buscar respuestas en el exterior

Aceptar que nadie va a venir a salvarte es el primer paso para asumir la responsabilidad. La pelota está en tu tejado, y no encontrarás las respuestas que buscas para mejorar tu propia vida en ningún otro lugar que no sea tu propia experiencia.

5) Sé fiel a tu palabra

Una cosa es la intención y otra muy distinta es cumplirla. Cumplir los compromisos que adquieres contigo mismo y con los demás es una forma poderosa de poner en práctica la responsabilidad.

Por qué es tan importante asumir la responsabilidad

 

Asumir la responsabilidad de ti mismo y de tus acciones en lo que respecta a tu trabajo y a tu Salario Emocional es muy importante porque te hace pasar de ser una víctima a tener el control. Asumir la responsabilidad no significa, desde luego, asumir la culpa de cada pequeña cosa que pueda salir mal. Más bien se trata de afrontar lo que la vida te depare y saber que lo que ocurra después depende en cierta medida de ti. Sólo cuando te enfrentes a tu propio poder y a la influencia que tienes sobre la dirección de tu propia vida profesional, podrás dirigir tu barco en la dirección correcta. A veces eso implicará aceptar tus errores, corregir tu comportamiento y enmendar tus errores, pero la recompensa merecerá el esfuerzo.

Preguntas más frecuentes

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